Las cepas de VPH de alto riesgo, transmitidas a partir del contacto sexual, son las responsables del 90% de los casos de cáncer de cuello uterino. A pesar de que la mayoría de las infecciones por VPH desaparecen solas, en algunos casos, el virus persiste y, eventualmente, puede causar cáncer.
Por esta razón es tan importante la revisión periódica y mantenerse al día respecto a los nuevos métodos de detección, tanto del VPH como del cáncer de cuello uterino.
Al respecto, según la actualización de las directrices respecto al diagnóstico de cáncer de cuello uterino, algunas mujeres tienen una nueva opción para el cribado de esta enfermedad que no necesariamente implica una prueba de Papanicolaou.
En el pasado, los expertos recomendaban el uso de pruebas conjuntas que incluían tanto pruebas de VPH como el Papanicolaou cada cinco años para mujeres de entre 30 y 65 años de edad.
Sin embargo, en la actualidad, los expertos afirman que este mismo grupo de mujeres pueden someterse a pruebas de detección de cepas de alto riesgo del VPH cada 5 años, sin someterse a un Papanicolaou necesariamente.
Tanto la prueba del VPH como el Papanicolaou evalúan las células del cuello uterino, solo que, mientras que la primera busca indicios para detectar el virus del papiloma humano, el Papanicolaou analiza la presencia de células cancerosas en el cuello uterino.
Si bien los expertos recomendaban que se realizaran ambas pruebas en conjunto, estas directrices se han actualizado a fin de evitar que las mujeres se sometan a tantas pruebas de forma innecesaria.
Estas son las nuevas pautas para la detección temprana del cáncer de cuello uterino
En cuanto a las mujeres menores de 30 años y mayores de 65, las pautas de detección de cáncer de cuello uterino no han cambiado; son las siguientes:
- Las mujeres menores a 21 años no deben ser evaluadas para la detección de cáncer de cuello uterino.
- Las mujeres de entre 21 y 29 años deben someterse a exámenes de detección cada tres años a partir de una prueba de Papanicolaou.
- Las mujeres mayores a 65 años no necesitan someterse a pruebas de detección de cáncer de cuello uterino si sus exámenes en los últimos 10 años fueron negativos y no se tienen otros factores de riesgo para esta enfermedad.
Por su parte, para las mujeres que tienen edades comprendidas entre los 30 y los 65 años, hay tres opciones recomendadas, dependiendo de las sugerencias de su médico de cabecera:
- Una prueba de cepas de VPH de alto riesgo cada 5 años.
- Una prueba de Papanicolaou cada 3 años.
- Una prueba conjunta de detección de VPH y Papanicolaou cada cinco años.
Vale acotar que estas pautas no se aplican a mujeres que tienen síntomas de cáncer de cuello uterino, independientemente de su historial sexual; por su parte, tampoco son válidas para aquellas que han sido diagnosticadas con cáncer de cuello uterino, lesiones precancerosas de alto riesgo o enfermedades que debilitan el sistema inmunológico, como el VIH.
¿Por qué el cambio en las recomendaciones?
Tal como vemos, es la primera vez que las pautas oficiales de detección recomiendan el uso exclusivo de pruebas de VPH para mujeres de entre 30 y 65 años; esto se debe a investigaciones recientes en las que se ha encontrado que las pruebas de cepas de VPH de alto riesgo detectan más eficientemente las lesiones precancerosas en el cuello uterino que el Papanicolaou.
En la misma línea, otras investigaciones encontraron que tanto la prueba de VPH sola, como en conjunto con el Papanicolaou, fueron más efectivas para reducir las muertes por cáncer de cuello uterino que las pruebas de Papanicolaou solo.
Así, al usar un modelo de simulación, se encontró que, sin procedimientos de detección temprana, aproximadamente 830 de cada 100.000 mujeres morirían de cáncer de cuello uterino.
Por otro lado, si las mujeres se sometían a pruebas de detección del VPH cada 5 años a partir de los 30 años, la tasa de mortalidad se reducía a 28 de cada 100.000 mujeres, al igual que cuando se sometían a las pruebas conjuntas, pues la tasa de muerte era de 30 por cada 100.000.
Finalmente, se observó que cuando las mujeres se sometían únicamente a la prueba de Papanicolaou, la tasa de mortalidad aumentaba a 76 muertes por cada 100.000 mujeres.
¿Qué implicaciones tienen estas nuevas directrices?

Ambas estrategias, tanto la prueba de VPH sola como la prueba conjunta tienen altas tasas de falsos positivos, es decir, reflejan resultados anormales a pesar de que realmente no hay presencia de VPH o de cáncer de cuello uterino.
Sin embargo, de acuerdo a los expertos, estas pruebas ofrecen un equilibrio adecuado entre los beneficios y los riesgos de no llevar a cabo la evaluación, por lo que recomiendan seguir las pautas para disminuir la incidencia de tan peligrosa enfermedad.
Por su parte, indican que la prueba del VPH puede ser la mejor estrategia para aumentar las tasas de detección del cáncer de cuello uterino, puesto que, teniendo en cuenta que se trata de una muestra recolectada por las propias mujeres para luego ser enviadas al laboratorio para su análisis, a diferencia del Papanicolaou que debe realizarse en el consultorio médico, representan un método prometedor para detectar infecciones de VPH de alto riesgo en mujeres que no asisten regularmente al médico.