¿Y es qué puede haber cosa más desagradable e inentendible que las hormonas decidan por ti?
Según una revisión de estudios realizada por la Sociedad Española de Ginecología Fitoterápica (SEGIF), tres de cada cuatro mujeres en edad fértil sufre alguno de los síntomas del síndrome premenstrual (SPM), sin embargo la mayoría se resigna o simplemente desconoce que puede buscar ayuda de un médico o farmacéutico.
Como muchas de ustedes pueden experimentar, el SPM incluye síntomas como irritabilidad, inestabilidad anímica, sensibilidad mamaria, apatía, algias inespecíficas, trastornos del sueño, cefalea, fatiga e hinchazón en los días previos a la menstruación. ¡¿LES PARECE POCO?!
En España, al menos el 73,7% de mujeres sufrió alguno de éstos síntomas en los pasados 12 ciclos menstruales de acuerdo a los datos correspondientes a dos investigaciones publicadas el pasado año por el Hospital de Santiago Apóstol de Vitoria y el Hospital Virgen de la Macarena de Sevilla. Donde este se manifestaba de manera moderada o severa en el 38.9% , en forma grave o también conocido como trastorno disfórico premenstrual en el 1,1% de los casos. Así y todo, más del 80% de las mujeres no buscaron algún tipo de consejo médico.
Una de las consecuencias más visibles del SPM es el ausentismo laboral, revelado en un reciente estudio realizado con más de 4.000 mujeres de 19 países y publicado por la revista Health Care Women International. Donde sólo en España se produce un promedio de 6 a 7 días de baja por mujer en el transcurso de un año.
Javier Haya, presidente de la SEGIF, cuenta que las soluciones más utilizadas corresponden a tratamientos con analgésicos, antiinflamatorios – personalmente agrego: agüitas de hierbas como la manzanilla- , pero que lamentablemente sólo están ligados a algunos trastornos físicos, por lo que además recomienda visitar a un especialista y seguir hábitos de vida saludables, como practicar ejercicio diario, mantener una dieta rica en hidratos de carbono -así es, leyó bien- y evitar sustancias como el café, el tabaco y el alcohol. O al menos, reducir su consumo.