Las mujeres tienen el doble de probabilidades que los hombres de sufrir depresión. La depresión puede ocurrir a cualquier edad.
Algunos cambios en el estado de ánimo y los sentimientos depresivos aparecen con los cambios hormonales normales. Sin embargo, los cambios hormonales solos no causan depresión. Otros factores biológicos, rasgos hereditarios, así como situaciones y experiencias de vida personales están asociados a un riesgo más elevado de sufrir depresión. A continuación, se mencionan los factores que contribuyen a la depresión en mujeres.
Pubertad
Los cambios hormonales durante la pubertad pueden aumentar el riesgo de algunas niñas de tener depresión. Sin embargo, los cambios de humor temporales vinculados con la variación hormonal durante la pubertad son normales: estos cambios solos no provocan depresión.
A menudo, la pubertad se asocia a otras experiencias que pueden influir en la depresión, como las siguientes:
- Nuevos conflictos relacionados con la sexualidad y con la identidad
- Problemas con los padres
- Aumento de la exigencia en la escuela, los deportes y otras áreas de la vida
Después de la pubertad, las tasas de depresión son más altas en las mujeres que en los hombres. Debido a que, por lo general, las mujeres alcanzan la pubertad antes que los varones, también suelen tener depresión a una edad más temprana que ellos. Esta diferencia en la depresión de ambos sexos se extiende hasta después de la menopausia.
Problemas premenstruales
La mayoría de las mujeres con síndrome premenstrual presenta síntomas, como distensión abdominal, sensibilidad en los senos, dolor de cabeza, ansiedad, irritabilidad y tristeza, leves y de corta duración.
Sin embargo, una pequeña cantidad de mujeres presenta síntomas graves e incapacitantes que afectan sus estudios, el trabajo, las relaciones u otros ámbitos de la vida. A ese nivel, el síndrome premenstrual puede convertirse en un trastorno disfórico premenstrual, un tipo de depresión que, por lo general, requiere tratamiento.
La interacción exacta entre la depresión y el síndrome premenstrual aún es incierta. Es posible que los cambios cíclicos en el estrógeno, la progesterona y otras hormonas alteren la actividad de ciertas sustancias químicas cerebrales, como la serotonina, que controlan el estado de ánimo. Los rasgos hereditarios, las experiencias de vida y otros factores también parecen incidir.
Embarazo
Durante el embarazo se producen importantes cambios hormonales que pueden afectar el estado de ánimo. Otros problemas también pueden aumentar el riesgo de tener depresión durante el embarazo o durante los intentos para quedar embarazada, por ejemplo:
- Cambios en el estilo de vida o en el trabajo, u otros factores de la vida que causan estrés
- Problemas de pareja
- Episodios previos de depresión, depresión posparto o trastorno disfórico premenstrual
- Falta de apoyo social
- Embarazo no deseado o no esperado
- Aborto espontáneo
- Esterilidad
- Suspender el uso de medicamentos antidepresivos
Depresión posparto
Muchas madres que acaban de dar a luz están tristes, enojadas e irritables, y tienen episodios de llanto poco después de haber dado a luz. Estos sentimientos, a veces, llamados «tristeza posparto», son normales y, por lo general, desaparecen en una o dos semanas. Sin embargo, los sentimientos de depresión más graves y duraderos pueden indicar una depresión posparto, en particular, si los signos y síntomas comprenden lo siguiente:
- Autoestima baja o sentir que eres una mala madre
- Ansiedad o sensación de entumecimiento
- Problemas para dormir, incluso cuando el bebé duerme
- Problemas con el funcionamiento diario
- Incapacidad para cuidar a tu bebé
- Pensamientos acerca de lastimar a tu bebé
- Tienes pensamientos suicidas
La depresión posparto es una enfermedad grave que requiere tratamiento inmediato. Ocurre en el 10 a 15 por ciento de las mujeres, aproximadamente. Se cree que se asocia a lo siguiente:
- Las fluctuaciones hormonales importantes que influyen en estado de ánimo
- La responsabilidad de cuidar de un bebé recién nacido
- La predisposición a padecer trastornos de ansiedad y del estado de ánimo
- Las complicaciones del parto
- Los problemas con la lactancia
- Las complicaciones o los cuidados especiales de un recién nacido
- Apoyo social deficiente
Perimenopausia y menopausia
El riesgo de depresión puede aumentar durante la transición a la menopausia, una etapa llamada «perimenopausia», cuando los niveles hormonales varían de manera irregular. El riesgo de depresión también puede aumentar al principio de la menopausia o después de esta, ya que, en ambos momentos, se reducen considerablemente los niveles de estrógeno.
La mayoría de las mujeres que presentan síntomas menopáusicos molestos no sufren depresión. Sin embargo, los siguientes factores pueden aumentar el riesgo:
- Sueño insuficiente o interrumpido
- Ansiedad o antecedentes de depresión
- Acontecimientos estresantes de la vida
- Aumento de peso o índice de masa corporal (IMC) más elevado
- Menopausia precoz
- Menopausia causada por la extirpación quirúrgica de los ovarios
Cultura y circunstancias de la vida
El mayor índice de depresión en las mujeres no se debe solo a factores biológicos. Las circunstancias de la vida y los factores culturales de estrés también pueden influir. Si bien estos factores de estrés también se presentan en los hombres, por lo general, el índice es menor. Los factores que pueden aumentar el riesgo de depresión en las mujeres son los siguientes:
- Desigualdad de poder y posición social. Las mujeres tienen muchas más probabilidades de vivir en la pobreza que los hombres, lo que genera preocupaciones, como incertidumbre acerca del futuro, así como menos acceso a los recursos de atención médica y de la comunidad. Algunas mujeres afrontan un mayor nivel de estrés debido a la discriminación racial. Estos problemas pueden causar sentimientos de negatividad, baja autoestima y falta de control de su vida.
- Sobrecarga de trabajo. A menudo, las mujeres trabajan fuera de su casa y también se ocupan de las responsabilidades del hogar. Muchas mujeres lidian con los desafíos de ser madres solteras, como tener varios empleos para llegar con dinero a fin de mes. Además, las mujeres pueden estar cuidando a sus hijos y, al mismo tiempo, a familiares enfermos o mayores.
- Abuso sexual o físico. Las mujeres que fueron víctimas de abuso sexual o maltrato emocional o físico de niñas o adultas tienen más probabilidades de padecer depresión en algún momento de sus vidas que aquellas que no sufrieron abuso ni maltrato. Las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de sufrir abuso sexual.
Otras afecciones que se manifiestan con la depresión
Las mujeres con depresión suelen tener otras afecciones de salud mental que también necesitan tratamiento, como las siguientes:
- Ansiedad. En las mujeres, la ansiedad suele presentarse junto con la depresión.
- Trastornos de la alimentación. Existe una fuerte relación entre la depresión en las mujeres y los trastornos de la alimentación, como la anorexia y la bulimia.
- Abuso de alcohol o de drogas. Algunas mujeres con depresión también tienen algún tipo de problema de dependencia o abuso de sustancias. El abuso de sustancias puede empeorar la depresión y dificultar su tratamiento.
Cómo reconocer la depresión y buscar tratamiento
Si bien la depresión podría parecer abrumadora, existe un tratamiento eficaz. Por lo general, incluso la depresión grave puede tratarse satisfactoriamente. Busca ayuda si tienes signos y síntomas de depresión, por ejemplo:
- Sentimientos constantes de tristeza, culpa o desesperanza
- Pérdida de interés en actividades que antes disfrutabas
- Cambios significativos en los patrones de sueño, como problemas para conciliar el sueño o permanecer dormido o dormir en exceso
- Fatiga o dolor inexplicable u otros síntomas físicos sin causa aparente
- Problemas para concentrarse o recordar cosas
- Cambios en el apetito que provocan adelgazamiento o aumento de peso considerables
- Molestias y dolores físicos
- Sentir que no vale la pena vivir la vida o tener pensamientos suicidas
¿No sabes cómo recibir tratamiento? Considera acudir primero al proveedor principal de atención médica —por ejemplo, tu médico de familia, el especialista en medicina interna, el personal de enfermería especializada, el obstetra o el ginecólogo. De ser necesario, el proveedor principal de atención médica puede derivarte a un profesional de salud mental que se especialice en el diagnóstico y tratamiento de la depresión.