Aunque esta es una de las visitas médicas obligadas para las mujeres, cada vez tiene más críticos que aseguran que se está haciendo menos imprescindible.
Todas las mujeres, en algún momento de sus vidas, tienen que acudir a este examen médico, muy importante para mantener su salud. Es ampliamente recomendada y hasta el momento, es la forma más practicada en el país para diagnosticar la presencia de virus, infecciones y enfermedades como el cáncer de cérvix. “La citología o prueba del papanicolau es un procedimiento muy sencillo en el que se recoge una muestra de las células de las paredes del cuello del útero y la vagina para su posterior análisis, en el que se puede detectar si hay anomalías o cambios en estas”.
Sin embargo, la sola prueba se está quedando corta y cada vez más expertos ponen en duda su efectividad en el diagnóstico del virus del papiloma humano (VPH), principal objetivo de esta y el primer causante del cáncer de cuello uterino, el segundo que más afecta a las mujeres después del de mama. “De 100 mujeres a las que se les haga la citología, así se la hagan las mejores manos y con la mejor experticia, se detecta cáncer en el 50 %, no porque sea mala, sino porque no da para más”, asegura la ginecóloga Natascha Ortiz.
El VPH es un virus muy común, del cual existen más de 100 tipos. De esos, hay 30 clases que van a la parte genital, de hombres y mujeres, y de esos, hay 15 que pueden causar lesiones cancerosas, no sólo para cáncer de cuello uterino sino también en áreas como la bucofaríngea, la boca, el pene, el ano o la vulva. “El virus se demora en el organismo aproximadamente dos años y a los 18 meses la mayoría de las personas ya lo han eliminado por sí solas. Pero los que se quedan con el virus son quienes desarrollan el cáncer”, dice Calderón.
Hasta el momento, la forma más tradicional de detectar tal virus es por medio de la citología, sin embargo, cada vez hay más pruebas que demuestran que por sí sola no es suficiente para hacerlo. “La citología tiene un índice de error tan alto porque en algunos casos al tomar la muestra las células se superponen y esto dificulta que se puedan identificar los cambios”, dice Calderón. Es por ello que la recomendación de las especialistas es complementar el diagnóstico con otras pruebas más avanzadas que permiten una valoración certera.
Una de ellas es el examen de ADN del VPH que, según Ortiz, tiene una confiabilidad cercana al 97 %. “Esta prueba detecta si está el virus. Por su parte, la citología detecta si el virus ha producido daño o no en las células y lo clasifica según el daño que haya producido”, explica. La Administración de Alimentos y Medicina de Estados Unidos (FDA) ya ha aprobado dos de estas pruebas: la cobas 4.800 y la Captura de Híbridos 12.
Esta prueba está incluida en el plan de beneficios en salud, por lo que se puede solicitar sin mayor trámite. De hecho, varias EPS están en el proceso de implementación de los laboratorios, que necesitan de un aparato automatizado especial para leer los resultados de manera correcta. “Una citología puede valer máximo 50.000 pesos y la prueba del ADN cuesta más de 100.000 pesos. Pero la ventaja de esta es que no tienes que volver a hacer control sino cada cinco años”, explica Ortiz. Se recomienda realizar la citología cada año. La prueba del ADN, también conocida como monocapa, es indicada para mujeres mayores de 30 años y hasta los 70.
El cáncer de cérvix es prevenible y totalmente tratable si se diagnostica a tiempo. De ese modo, hay que tener en cuenta que, según las pautas indicadas por la Brigada de Servicios Preventivos de Estados Unidos, “las mujeres de 21 a 29 años de edad se deberán hacer una prueba de Papanicolaou cada tres años” porque el riesgo de padecer de este cáncer es bajo y el virus puede desaparecer por sí solo. Pero “las mujeres de 30 a 65 años de edad pueden hacerse exámenes selectivos de detección cada cinco años con una prueba conjunta de Papanicolaou y de VPH”