La sequedad vaginal, que a veces puede ser pasajera, puede afectar a las mujeres en distintos momentos de su vida. Lo más frecuente es que aparezca en la menopausia, aumentando la vulnerabilidad a las infecciones ginecológicas y alterando la armonía sexual de la pareja. Un reciente estudio del instituto Louis Harris financiado por los laboratorios Polivé analiza estas consecuencias.
Causas desconocidas
La sequedad vaginal es un problema que las mujeres conocen bien. Un 68% ha oído hablar de ella, principalmente a través de la prensa (47%) o de su médico o ginecólogo (22%). A pesar de ello, los orígenes no están tan claros para las mujeres. En líneas generales, las mujeres que la sufren (54%), así como las que son conscientes del problema (47%) aluden las causas hormonales. Entre las más citadas se encuentran la menopausia, los cambios hormonales y el embarazo. Después, aparecen otras causas como los factores psicológicos, las infecciones vaginales, el estrés y los tratamientos médicos.
Sin embargo, existen otras causas: el tabaco, el alcohol o una higiene personal inadecuada pueden influir en la lubricación.
Un trastorno del que las mujeres hablan sin tabúes
Contrariamente a otros problemas íntimos, las mujeres abordan con bastante facilidad este tema. Más del 80% han hablado de este problema con su entorno: la gran mayoría con su ginecólogo o con su médico (72%) y, en menor medida, con su pareja (44%). En las mujeres jóvenes parece haber una mayor confianza con la pareja ya que el 56% de las mujeres de menos de 40 años han hablado de ello con su pareja. Su reacción es mayoritariamente positiva, ya que el 63% considera que su pareja reaccionó de la manera adecuada frente a un 5% de impresiones negativas.
Se hace alusión a este tema con más facilidad (un 85% declaran haber hablado sobre él) que a otros temas íntimos como las relaciones sexuales (67%), la higiene íntima (64%), las ITS (61%) o la incontinencia (54%).
Sin embargo, y contrariamente a lo que podríamos pensar, abordar el tema no significa realmente darle una solución. La mayoría de las mujeres sigue un tratamiento (64%), principalmente con un producto lubricante (68% de entre ellas); sin embargo, un 21% no ha consultado a su médico o no ha seguido un tratamiento, creyendo que se trata de un problema poco importante o pasajero.
Consecuencias en el seno de la pareja
Y, sin embargo, la experiencia física y psicológica resulta importante. Así pues, el 43% de las pacientes hablan de una experiencia dolorosa. Un 44% habla de consecuencias psicológicas bastante importantes.
Dos «tipos» de mujeres parecen más sensibles: las mujeres que sufren estrés (55%) y las menores de 40 años (53%) expresan con mayor facilidad su sufrimiento, de la misma manera que los efectos sobre el aspecto psicológico (entre un 59% y un 53% afirma padecerlo). Un 44% evocó incluso un estado depresivo relacionado con la sequedad vaginal. El dolor durante las relaciones sexuales está presente en un 85% de las mujeres encuestadas, al igual que una reducción de la actividad sexual (83%). Como afirma la doctora Hélène Jacquemin, “el agua da vida y por eso la palabra sequía o sequedad nos recuerda a la ausencia, la falta, la pérdida. Además, en nuestro tiempo, salud es sinónimo de juventud. Lo ideal es un cuerpo flexible, firme y lleno de vida como un árbol está lleno de savia”.
Un 57% de las mujeres considera que este desorden fue o es la causa de graves problemas en en el seno de la pareja. También en este caso, son las mujeres menores de 40 años las más afectadas. Entre las mujeres que no se tratan, más de un 5% dejaron de tener relaciones sexuales.
El caso particular de las mujeres en la menopausia
La menopausia se define por el cese del funcionamiento ovárico y, como consecuencia, la falta en estrógenos, responsable de síntomas clínicos muy conocidos (sofocos, aumento de peso, envejecimiento cutáneo, etc). Por razones hormonales, las mujeres en la menopausia son las primeras afectadas por la sequedad vaginal; por eso, son más las que hablan sobre este tema. Aunque la experiencia física y psicológica parece ser menos importante, un 80% considera que la sequedad vaginal provoca dolores durante las relaciones sexuales, así como problemas en el seno de la pareja (53%), un estrés importante (39%) un estado depresivo (26%) o dolores mientras practican deporte (17%).
En la actualidad, la vida sexual de las mujeres mayores de 50 años ya no es tabú y éstas se niegan a aceptar con decepción y fatalismo las consecuencias de la menopausia. Si bien el descenso del deseo sexual puede ser, a veces, la consecuencia de un desajuste hormonal, a menudo, es el resultado de varios factores. “No se puede hablar de sexualidad en la menopausia sin mencionar la sexualidad previa. Cuanto más rica y abierta haya sido anteriormente, más fácil resultará sobrellevar la menopausia. Por el contrario, las mujeres insatisfechas encontrarán en este acontecimiento un pretexto, una coartada para escapar a lo que consideran como una obligación”, declara la Dra. Jacquemin.
Las mujeres de las generaciones que ya han conocido la píldora, debido a una actividad profesional más frecuente y a una mejor información, desean seguir siendo sexualmente activas.
Para que el placer perdure
Aunque las mujeres que se encuentran en la menopausia hablan con mayor facilidad con su médico (cerca del 80%), parecen más reacias a hablar de ello con su pareja (solamente un 37% frente a un 44% para el conjunto de las mujeres). Sin embargo, hablar de la sequedad vaginal también puede ser una manera de reconocer que el deseo sigue estando ahí, que la sexualidad existe y que puede ser necesario pedir ayuda para disfrutar de nuevo del placer.
Conocer mejor este fenómeno lleva a las mujeres a cuidarse más (un 72% frente a un 64% para el conjunto de las mujeres): un 68% con un tratamiento local y un 40% con medicamentos bajo prescripción médica (principalmente tratamientos hormonales sustitutivos).
La menopausia no marca el fin de la sexualidad. Esta etapa no implica inevitablemente una pérdida del deseo. Algunas mujeres pueden estar más liberadas, por ejemplo, de la preocupación de embarazo pero también de su papel de madre, ya que los hijos han abandonado el domicilio familiar. Al disponer de más tiempo para dedicar a su pareja, algunas mujeres conocerán así una renovación del deseo sexual.