Detección de malformaciones. Se puede realizar a partir de la semana de embarazo 10, pero se suele hacer a partir de la 14: el examen del líquido amniótico (amniocentesis).
No forma parte de la atención prenatal regular. La amniocentesis se lleva a cabo solo en caso de sospecha médica de que exista alguna malformación o por deseo expreso de los padres.
Si los padres han decidido examinar el líquido amniótico, el médico que les atiende realiza primero una ecografía según la que determina la posición del bebé en el útero e intenta de este modo encontrar un punto de punción adecuado.
Luego inserta una aguja muy fina en la pared abdominal y después en el saco amniótico. A través del sitio de punción se extraen entre 10 y 20 mililitros de líquido amniótico. Este control dura entre 5 y 15 minutos. La punción en el abdomen suele doler muy poco, por lo que no se anestesia la zona donde se realiza.
El líquido amniótico contiene células del saco amniótico que luego se analizan en el laboratorio (prueba FisH). Los resultados de un examen del líquido amniótico generalmente están disponibles después de 24 a 48 horas. Mientras que la trisomía, como el síndrome de Down, y las enfermedades hereditarias se pueden diagnosticar casi al 100%, otros trastornos del desarrollo no siempre se pueden detectar.
Si el examen del líquido amniótico se lleva a cabo a partir del segundo trimestre de embarazo, también se puede controlar el suministro de oxígeno del bebé midiendo el valor del pH. Este test permite asimismo controlar la madurez de los pulmones (en las últimas semanas del embarazo), así como controlar la paternidad del bebé.
Fuente: https://www.bebitus.com/magazine/embarazo/cuidado-y-prevencion/la-amniocentesis.html